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Vallejo, optimistas e ilusos

Un conocido economista y empresario escribió recientemente que, pese a ser un “maravilloso poeta”, Vallejo “influyó de manera negativa en el subconsciente de los peruanos”. Citó la frase “yo nací un día en que Dios estuvo enfermo” para decir que “con una actitud así no se crea algo grande, menos aún un ciudadano con mentalidad ganadora y sin complejos”.

 

¡Que conmovedora la fe de quien otorga a la poesía la capacidad de moldear nuestra psiquis colectiva! De ser así, todos deberíamos ser elegíacos con Eguren, satíricos con Palma y épicos con Chocano, para no pasar a los poetas contemporáneos cuyo impacto sería más problemático.

 

Dejando al margen las disquisiciones sobre el impacto de las bellas letras en la mentalidad peruana, sorprende que una persona ilustrada considere un cuento, Paco Yunque, y una línea de un poema, como representativos de la obra vallejiana. La complejidad, humanidad, sonoridad y riqueza descriptiva de Vallejo desafía cualquier intento de ubicarlo en el campo “derrotista” al que alude este economista y empresario.

 

Sólo para abrir el apetito de los lectores de este blog citaré algunos fragmentos de Vallejo en los cuales es posible atisbar su ambigua genialidad:

 

“Siento a Dios que camina
tan en mi, con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos. Orfandad …. (Dios)

 

“Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
y hay ganas de morir, combatido por dos
aguas encontradas que jamás han de istmarse” (Los anillos fatigados)

 

“Completamente. Además, ¡lágrimas!
Completamente. Además, ¡risas”! (Yuntas)

 

“Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de la palabra” …
Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre! (Hoy me gusta la vida mucho menos…. Poemas humanos)

 

Y el final de mi poema favorito, Considerando en frío, que inspira el título de este blog:

 

“le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado … Emocionado …”

 

En vez de denostar el “endémico pesimismo vallejiano” y decirles a nuestros hijos que “el Perú es un país maravilloso”, deberíamos aprender a diferenciar entre optimismo e ilusión. El optimista parte por reconocer la realidad tal como es, con su toda su complejidad y ambigüedad —tal como lo hace Vallejo—, para mejorarla con visión y esfuerzo. El iluso cree que basta repetir “país maravilloso” a cada rato y tener “mentalidad ganadora” para que salgamos adelante. Debemos dar gracias a Vallejo, y a otros escritores como él, que nos ayudan a reconocer lo que somos y a esforzarnos por mejorar:

 

“¡Ah! Desgraciadamente, hombres humanos
hay, hermanos, muchísimo que hacer.” (Los nueve monstruos)