Tres preocupaciones centrales y recurrentes han marcado mi carrera académica y profesional durante más de medio siglo: integrar elementos aparentemente desconectados, relacionar el horizonte temporal de largo plazo con el de corto plazo, y vincular las ideas con la acción. Una educación ecléctica que combinó ingeniería industrial, matemáticas aplicadas, estadística, sociología de grupos, planeamiento estratégico, economía, historia y algo de filosofía, me permitió apreciar los aspectos conceptuales del enfoque de sistemas y ponerlo en práctica en una variedad de situaciones.
Esta formación me permitió trabajar en investigación operacional y análisis de sistemas, estrategias de desarrollo y planeamiento estratégico, políticas sociales y reducción de la pobreza, gobernabilidad democrática y reformas institucionales, cooperación para el desarrollo y relaciones internacionales, y desarrollo y prevención de conflictos, entre otros campos. Como ejemplo de la diversidad de temas que he cubierto en mi carrera, mis tres primeros artículos académicos publicados a partir de 1970 fueron sobre el diseño de coreografías con computadoras, el enfoque de sistemas para estudiar el comportamiento adaptativo, y el futuro del transporte urbano en los Estados Unidos.
Mi tesis de doctorado sobre política científica y tecnológica en los países en desarrollo me llevó a involucrarme en este campo durante toda mi carrera profesional. A principios del decenio de 1970 mi tesis proporcionó elementos conceptuales para organizar la primera red de investigación internacional en gran escala orientada hacia la formulación de políticas —el Proyecto STPI sobre instrumentos de política científica y tecnológica— que reunió a más de 150 investigadores en diez países en desarrollo, y que llevó a la publicación de más de treinta libros y monografías. Coordiné este esfuerzo por tres años y organicé una amplia gama de actividades de difusión de los resultados durante los dos años siguientes. Al mismo tiempo, trabajé como asesor del Ministro de Industrias, Turismo, Comercio e Integración en el Perú, y fui designado vicepresidente del Directorio del Instituto de Investigación Tecnológica Industrial y Normas Técnicas (ITINTEC).
Todo esto me llevó a tener una participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, realizada en 1979. Preparé el documento de base para la Secretaria General de la Conferencia, asesoré a varios gobiernos y organismos internacionales, y fui delegado y negociador del Grupo de los 77 representando a los países en desarrollo. Como resultado de estos trabajos recibí el premio Paul Hoffman y la Medalla de Paz de las Naciones Unidas, otorgados por la Sociedad para el Desarrollo Internacional.
Con Claudio Herzka y Hélan Jaworski fundamos en 1980 el “Grupo de Análisis para el Desarrollo” (GRADE), un think-tank académico en el Perú del cual fui director ejecutivo por siete años. En colaboración con los otros dos fundadores, desarrollé una filosofía de investigación, recluté jóvenes investigadores (varios de ellos alumnos míos en la Universidad del Pacífico), levanté fondos, preparé propuestas, dirigí proyectos de investigación en diferentes campos, y prioricé la preparación de mis sucesores. Mientras dirigía GRADE, en 1982 fui designado Conferencista Distinguido Fulbright en varias universidades norteamericanas, y en 1986-1987 fui nombrado profesor visitante en la Cátedra Silberberg en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania.
Posteriormente me trasladé a tiempo completo al Banco Mundial como Jefe de la recién creada División de Planeamiento Estratégico de esta institución. Me tocó organizar la división y planificar sus actividades, que ayudaron a incorporar nuevas ideas y enfoques al trabajo del Banco Mundial luego de una reorganización radical que tuvo lugar en 1987. Durante 1989-1990 fui elegido Presidente del Consejo Consultivo de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo en la Secretaría General de las Naciones Unidas, y en 1990 fui designado asesor principal en los departamentos de Relaciones Externas y Evaluación de Políticas del Banco Mundial. En 1992 renuncié a esta institución para regresar al Perú.
Junto con el destacado psicoanalista Max Hernández en 1992 fundamos FORO Nacional Internacional, una institución independiente de investigación y promoción en Lima. Desarrollamos un enfoque que combina investigación, procesos de consulta, creación de capacidades, asesoría en políticas y gestión pública, y actividades de comunicación. Al año siguiente lanzamos el programa Agenda: PERÚ que comprendió una serie de proyectos orientados hacia mejorar las perspectivas de la gobernabilidad democrática, reformas institucionales y estrategias de desarrollo. Esto se llevó a cabo en condiciones difíciles, debido a la oposición del régimen autoritario que ejercía el poder en esa época.
Agenda: PERÚ ha sido considerado uno de los más completos conjuntos de estudios sobre el futuro del Perú realizados durante los últimos decenios. Publicamos más de veinte libros y monografías, incluyendo un informe principal de síntesis (PERÚ: Agenda y estrategia para el siglo 21), organizamos cientos de eventos en todo el país, emprendimos un esfuerzo masivo de diseminación (que incluyó regalar más de 30,000 CD con todas las publicaciones, preparar un cuadernillo de historietas con un tiraje de 60,000 ejemplares y crear una página web en la cual se pueden descargar libremente todas nuestras publicaciones). Muchas de las recomendaciones de este programa han sido puestas en práctica.
Luego de mis actividades en Agenda: PERÚ, a principios del decenio de 2000 me involucré en una serie de proyectos sobre cooperación internacional para el desarrollo, financiamiento del desarrollo, reducción de la pobreza, planificación del desarrollo, derechos humanos y prevención de conflictos en FORO Nacional Internacional, el Instituto de Estudios de Desarrollo (Universidad de Sussex) y la Universidad para la Paz en Costa Rica, que llevaron a la publicación de varios libros, artículos y documentos de trabajo. Además, estuve involucrado en un proyecto que me permitió sintetizar y completar mis trabajos sobre política científica y tecnológica y estrategias de desarrollo, cuyo resultado fue publicado en un libro (Knowledge and innovation for development: the Sisyphus challenge of the 21st century) en 2004. En 2008, luego de dejar la Dirección Ejecutiva de FORO Nacional Internacional en manos de mi colega Mario Bazán, continué trabajando como investigador principal en esta institución.
Durante 2001 iniciamos en FORO Nacional Internacional una serie de estudios sobre bancos multilaterales de desarrollo, provisión de bienes públicos internacionales, financiamiento de los organismos internacionales y sus perspectivas futuras, lo que llevó a la publicación de varios libros y monografías (entre ellos, The future of development financing: challenges and strategic choices; Providing and financing global public goods: expectations and prospects; y Power, purse and numbers: a diagnostic study of the United Nations budget and finance process and structure). Otras actividades realizadas en este período incluyen una evaluación del impacto de la Agencia Sueca de Cooperación para la Investigación en Países en Desarrollo (SAREC), una evaluación de la puesta en práctica de la Declaración de París sobre efectividad de la ayuda para el desarrollo, asesorar al Panel Independiente de Evaluación del Grupo Consultivo sobre Investigación Agropecuaria Internacional (CGIAR), la prelación de un informe sobre el futuro del libro en la era digital, y la evaluación de la Declaración de París sobre Eficacia de la ayuda internacional para el desarrollo.
He sido miembro del Consejo de Gobernadores del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) entre 1999 y 2011, del Consejo Asesor Internacional de la Fundación Lemelson entre 2007 y 2017, del Consejo Directivo del International Institute for Environment and Development (IIED) entre 2008 y 2016, y presidí el Consejo Directivo del Programa de Ciencia y Tecnología en la Presidencia del Consejo de Ministros del Perú en dos oportunidades entre 2007 y 2013. Todas estas actividades me han permitido profundizar mis conocimientos sobre como imaginar y diseñar políticas de desarrollo, y acerca de cómo gestionar su puesta en práctica.
A partir de 2011 he dedicado buena parte de mi tiempo a una investigación que inicié de manera tentativa a principios del decenio de 1980, y varios años más tarde a fines de los noventa. El objetivo es ofrecer una narrativa de la evolución del conocimiento, la tecnología y el progreso económico y social en términos de lo que se denomina el “Programa Baconiano”, articulado por Sir Francis Bacon a principios del siglo 17. Un análisis histórico del despliegue, emplazamiento, triunfo y ocaso de este programa sirve de base para explorar las opciones futuras de la humanidad en la transición hacia la era “pos-Baconiana.” En 2015 me incorporé a la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico en Lima, Perú, donde enseño cursos sobre planeamiento y gestión estratégica.
Me adherí al grupo que fundó el Partido Morado en 2016 y a principios de 2019 habíamos logrado recolectar las más de 735,000 firmas válidas necesarias para inscribir un partido político en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones. Fui designado Secretario Nacional de Estrategia Programática y Plan de Gobierno del Partido, y al disolverse el Congreso y convocarse a elecciones complementarias de parlamentarios fines de 2019 fui candidato al Congreso y resulté elegido. En el Congreso fui vocero de la bancada del Partido Morado y presidente de la Comisión de Ciencia, Innovación y Tecnología. Cuando se produjo la vacancia del presidente Martín Vizcarra y la renuncia del su sucesor el entonces Presidente del Congreso, Manuel Merino, fui elegido Presidente del Congreso y asumí la Presidencia de la República por sucesión constitucional. Ejercí este cargo entre el 17 de noviembre de 2020 y el 28 de julio de 2021.
Reflexionando acerca de los más de cinco decenios de actividades profesionales, académicas y políticas, las tres preocupaciones centrales que mencioné al inicio de esta nota —integrar elementos aparentemente desconectados, relacionar el horizonte temporal de largo plazo con el de corto plazo, y vincular las ideas con la acción— han sido complementados por el contrapunto entre iniciativas intelectuales muy amplias, los desafíos prácticos de los problemas del desarrollo, y el ejercicio del poder y la autoridad política en tiempos de crisis.
Francisco Sagasti
Lima, septiembre de 2022