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En memoria de Ignacy Sachs

Las ciencias sociales están de luto. El distinguido economista, pionero del tratamiento riguroso de los temas ambientales, Ignacy Sachs, falleció el 2 de agosto en su residencia en París a los 95 años de edad. Polaco de origen, francés de nacionalidad, brasileño de adopción y ciudadano del mundo, Ignacy abrió el camino para integrar rigurosamente y con una perspectiva humanista las consideraciones sociales, ambientales e institucionales en las estrategias y políticas de desarrollo. Fue el creador del concepto de ecodesarrollo, que postuló con meridiana claridad hace más de medio siglo el imperativo de respetar los equilibrios en los ecosistemas que sustentan la vida humana y permiten el avance hacia sociedades más equitativas.

La influencia de Ignacy se hizo sentir desde muy temprano en la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, realizada en Estocolmo en 1972, donde asesoró al diplomático canadiense Maurice Strong, Secretario General de la Conferencia. Veinte años más tarde haría lo mismo para la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Fue investigador de la Escuela Práctica de Altos Estudios en París, y asesor de numerosos gobiernos y organismos internacionales.

Tuve el privilegio de conocerlo en Octubre de 1970, cuando trabajaba en la Organización de Estados Americanos mientras completaba mis estudios de PhD en la Universidad de Pennsylvania. Coincidimos en una conferencia coorganizada entre la OEA y la OCDE sobre el diseño de estrategias de ciencia y tecnología para el desarrollo. Desde entonces, tuve la fortuna de contar con su consejo, guía y apoyo durante toda mi carrera profesional. Fue un generoso mentor y extraordinario amigo. Una muestra del interés con que me ayudó fueron sus comentarios al borrador final de mi tesis doctoral. Visitó Perú en varias oportunidades, usualmente extendiendo sus viajes anuales a Sao Paulo. Durante una de sus visitas preparamos un documento sugiriendo lineamientos sobre cómo aprovechar los recursos del petróleo para el desarrollo sostenible en la selva amazónica.

Además de nuestra relación profesional e intelectual tuve también el privilegio de conocer y frecuentar a su familia, incluyendo a su esposa, Viola, destacada experta en literatura americana, y a sus hijos, Celine, con quien colaboramos en la edición de un libro para la Universidad de las Naciones Unidas, Wladimir, con quien compartimos tareas docentes en la Universidad de Pennsylvania, y Karol, especialista en finanzas cooperativas.

Mis condolencias a la familia. Hemos perdido a uno de los gigantes del pensamiento de la economía del desarrollo y el medio ambiente.

Francisco Sagasti